¿Qué nos traerá la nueva Comisión Europea en 2020?

Europa todavía es importante, o al menos ese fue el mensaje que recibió el mundo el año pasado por parte de ciudadanos europeos escandalizados por el incesante aumento del fantasma de extrema derecha que siempre ha acechado cautelosamente. Algo todavía más importante es que buena parte del gran número de votantes de las elecciones europeas de 2019 (el 50,6%) la formaban ciudadanos jóvenes de menos de 25 años, cuya participación aumenta en 14 puntos respecto al 2014. En otras palabras: el sentido de responsabilidad cívica de los ciudadanos de la UE se ratificó en 2019, y ahora es el momento de que nuestros responsables de la toma de decisiones coincidan con las peticiones de la gente y legislen en consecuencia.

La creciente conciencia sobre la emergencia climática entre los ciudadanos europeos junto con las fluctuaciones en el precio de la energía y la continua agitación geopolítica obligó a la antigua Comisión Europea a presentar en 2015 una estrategia convincente para encauzar una unión energética resistente con una política de cambio climático orientada al futuro en todos sus Estados miembros. Sin entrar en detalles sobre la ambición (o la falta de ella) del nuevo Paquete de Energía Limpia que surgió de esta política de cambio climático, actualmente la legislación es más propicia a desarrollar una transición energética limpia y asequible para Europa.

La nueva presidenta de la Comisión Europea, la afiliada al Partido Popular Europeo Ursula von der Leyen, ha declarado que una de las principales prioridades de la nueva Comisión para el período 2019-2024 será la promoción de un nuevo Pacto Verde Europeo, lo cual significa que la energía y el clima (entre otras cuestiones medioambientales) se abordarán durante su mandato. Algunas de las preguntas cruciales son cómo y hasta qué punto. De hecho, algunas voces críticas en Bruselas ya están reclamando si este pacto es una promesa rota incluso antes de que se haya puesto en marcha.

Ahora que cada pieza de la maquinaria europea ha tenido unos meses para incorporarse y familiarizarse con las tendencias actuales, es momento de activar algunos procesos legislativos. Estos son algunos de los asuntos más candentes de este año en cuanto a energía.

  • A pesar de que los Estados miembros tenían que presentar sus estrategias nacionales a largo plazo a la Comisión Europea a principios de año, hasta la fecha solo 11 Estados miembros han compartido sus proyectos para contribuir en un sistema energético de alta eficiencia y basado en energías renovables dentro de la UE. España todavía no lo ha presentado por razones obvias (incapacidad de formar un gobierno durante el 2019), pero el lado positivo es que cada día se instalan más energías renovables y, tal y como sucede en la mayor parte del resto de Europa, se están quemando residuos fósiles menos dañinos.
  • Se espera que en marzo la nueva Comisión Europea publique un mecanismo de financiación de la energía renovable para cubrir posibles lagunas en la trayectoria hacia las energías renovables en 2030 y para contribuir en el marco habilitante de la Directiva sobre energía renovable de 2018. Se espera que el mecanismo se establezca el 1 de enero de 2021.
  • Otro hito importante previsto que se logre antes del verano será la evaluación por parte de la Comisión de los Planes Nacionales de Energía y Clima definitivos. España ha presentado una de las propuestas más ambiciosas, a pesar de no ajustarse a la climatología, pero se espera que la Comisión Europea proponga medidas adicionales para apoyar a los Estados miembros. Este análisis también ayudará a elaborar un estudio exhaustivo para reducir emisiones al menos en un 50% y hacia el 55% para el 2030. También antes del receso de verano, se espera que la Comisión explique cuál es la forma más rentable de lograr más ambición, lo cual puede se ser bueno si supone la revisión de los objetivos actuales en cuanto a eficiencia energética y energía renovable.
  • Se prevé que, en otoño, ya al amparo de la presidencia alemana, se lleve a cabo una importante revisión de la Directiva relativa a las pilas y acumuladores. Este proceso procurará mejorar la sostenibilidad e incluir aspectos de economía circular. También se publicará una estrategia sobre energía renovable marina y, quizá, sobre las energías renovables eólicas y oceánicas en el mar. La estrategia abordará todas las oportunidades y retos en relación con el desarrollo en gran escala, como el impacto en las redes y los mercados energéticos, la gestión del espacio marítimo y las dimensiones de la política industrial.
  • Antes de finales de año, muy probablemente cuando se celebre la COP26 en Glasgow, Escocia, nos gustaría ver un aumento de los objetivos para 2030 que actualmente no son vinculantes a nivel estatal (eficiencia energética y renovables). Se necesita un enfoque diferente, de lo contrario no alcanzaremos algunos objetivos, tal y como pasó con los del 2020, y transmitiremos un mensaje muy negativo al resto del mundo. Quizá, publicando una Ley del Clima para la UE ambiciosa y vinculante podamos empezar a estar en consonancia con el Acuerdo de París. Por último, cada Estado miembro presentará su plan de calor, lo que significa que cada uno de ellos habrá realizado una evaluación de su potencial de energía procedente de fuentes renovables y del uso de calor y frío en el sector de la calefacción y la refrigeración.