Por Adrià Serarols, técnico energético en Ecoserveis
Dentro de la necesaria transición energética, sin duda la movilidad es un sector clave que ya está dando pasos hacia su descarbonización. A menudo se habla no solo de cambiar los vehículos convencionales por eléctricos, sino también cambios sociales respecto a los distintos métodos de transporte, incentivando el uso de transporte público, trenes, y los vehículos compartidos.
Pero, dicho esto, ¿estamos avanzando en la dirección correcta? El cambio que estamos experimentando, ¿soluciona las distintas brechas sociales que arrastramos del modelo anterior? ¿Las mantiene? ¿O puede que incluso las agrave?
Para que el cambio de modelo tenga en cuenta todos los colectivos, es necesario revisar los distintos usos que se hace de los distintos métodos de transporte, así como las necesidades que impulsan dichos usos. De este análisis aparece lo que se empieza a denominar ‘Pobreza de Transporte’. Pero, ¿qué significa?
No existe una definición clara y establecida sobre pobreza en el transporte, aunque la terminología utilizada se refiere a la inasequibilidad del transporte, la inaccesibilidad, la imposibilidad de acceder a ciertas actividades económicas/sociales debido a la falta de opciones de transporte y la exposición a sus externalidades como la contaminación (Alonso-Epelde, E. et al, 2023). El Observatorio de la Transición Energética y la Acción Climática (OTEA) realizó recientemente un estudio (2023) que tiene como objetivo conceptualizar la pobreza de transporte y proporcionar una definición preliminar de sus indicadores para representar a los usuarios vulnerables. Para lograr esto, el estudio utilizó microdatos de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España para realizar un análisis integral de la pobreza en el transporte en varios grupos sociodemográficos. Los resultados del estudio proporcionan una comprensión profunda de la naturaleza de la pobreza en el transporte y sus impactos en las poblaciones vulnerables, que puede informar las intervenciones e iniciativas políticas destinadas a abordar este problema crítico.
Según los académicos, las mujeres se ven más afectadas por la pobreza de transporte, el acceso al transporte y los problemas de movilidad que los hombres, ya que tienen menos acceso a opciones de transporte y el diseño del transporte público está altamente masculinizado y, por lo tanto, no satisface las necesidades de las mujeres (Ilárraz, 2006, Vilagran , 2014). Los desafíos de movilidad que enfrentan las mujeres en su vida diaria y cómo las deficiencias en el transporte público contribuyen a la exclusión social de este grupo están relacionados con las normas sociales ya que, debido a las normas sociales, las mujeres generalmente soportan la carga del trabajo de cuidados y las tareas domésticas (Guasch, 1998; Tobio, 2000).
Durante los últimos años, diferentes medios han venido promoviendo la necesidad de profundizar en la exclusión y vulnerabilidad social especialmente en el contexto urbano y principalmente vinculada a la movilidad y feminización de la pobreza y la desigualdad de género en los patrones de movilidad (Soldevila, 2018; Ortiz Escalante, 2019).
A esto también le siguen investigaciones académicas que se han centrado en los patrones de exclusión social en las políticas de transporte, la planificación urbana y el hábitat desde una perspectiva de género (de Madariaga & Novella-Abril, 2022). Comprender los patrones de viaje diferenciados por género es crucial para diseñar sistemas de transporte inclusivos que satisfagan eficazmente las necesidades de diferentes grupos de usuarios. Es por eso por lo que algunos académicos han empezado a discutir sobre las «movilidades del cuidado» con el objetivo de dar visibilidad a la necesidad de evaluar e identificar cómo las actividades de cuidado moldean los patrones de viaje (de Madariaga & Zucchini, 2019).
Según Sara Ortiz, de Col·lectiu Punt 6, es de vital importancia pensar en el modelo de movilidad que queremos, un modelo centrado en la proximidad, que tenga en cuenta las necesidades de las diferentes personas. La falta de una perspectiva social se debe a que la mayoría de los funcionarios y responsables en el ámbito de la movilidad de las políticas públicas está compuesta por hombres blancos, de unos 50 años, con un alto nivel socioeconómico y una formación académica técnica de modo que no tenemos una percepción ampliada, integral e inclusiva de la realidad.
Por otro lado, un indicador muy importante debería ser la inmovilidad, es decir, la gente que por algún motivo decide no moverse, y preguntar el por qué es muy relevante. Cuando decides no salir de tu casa, puede ser porque hay algo o alguien que te lo impide. ¿Puede ser porque simplemente no necesitas moverte o quizás no puedes moverte? ¿O puede que sea debido a una sensación de inseguridad?
En definitiva, recoger los datos necesarios y de manera adecuada (desagregando los usuarios por género, edad, etc.) nos puede dar información valiosa acerca de los distintos patrones de movilidad que diferencian a los distintos colectivos de personas. Esto no solo nos permite detectar las zonas y los colectivos que sufren pobreza en el transporte, sino que es clave para abordar holísticamente como se transforma el sector, y a la vez que sea una oportunidad para hacer planificaciones urbanísticas innovadoras, que incentiven cambiar nuestro modo de entender como nos movemos, desde las necesidades de todos, y haciéndolo de manera sostenible.
Desde Ecoserveis abordamos la pobreza de transporte desde diferentes enfoques , impulsamos proyectos específicos como el de Movilidad Justa donde trabajamos cómo afectan a las desigualdades en la movilidad de los colectivos y territorios más vulnerables de la ciudad de Barcelona para promover entre ellos alternativas de movilidad más sostenibles. También hemos estamos trabajando para aportar al debate de una futura definición europea de pobreza de transporte que permitirá diseñar políticas de transporte que favorezcan una vida digna para todas las personas, independientemente de su género, contexto socioeconómico, demográfico o geográfico. Y trabajamos en red en esta temática también a través del Grupo de desigualdades en el transporte promovido por ECODES.