Una asistencia técnica de EPAH desde el punto de vista de los expertos: El caso de los Barrios Altos de Lorca, Murcia

La ciudad de Lorca, en Murcia, sufrió un terremoto en 2011. Esta pequeña ciudad de 93.000 habitantes, situada en el sudeste de España, presentó una propuesta durante la primera convocatoria de asistencia técnica del Energy Poverty Advisory Hub (EPAH) en 2022. El municipio quería diagnosticar los niveles de pobreza energética, recopilar información sobre el estado de las casas y establecer recomendaciones para llevar a cabo un plan de renovación en el vecindario de los Barrios Altos, una de las zonas más afectadas por el terremoto. En primer lugar, EPAH asignó a las expertas locales para asistir al municipio. Carmen Sánchez-Guevara, Gloria Gómez, Ana Sanz y Marta Gayoso, arquitectas e investigadoras de doctorado de la Universidad Politécnica de Madrid, fueron asignadas al municipio. Este fue el principio de una asistencia técnica de EPAH en la que el objetivo y las expectativas fueron superados por la realidad y el trabajo de las expertas. Alba del Campo, del equipo de EPAH, entrevistó a Marta Gayoso tras la presentación de los resultados después de 7 meses de asistencia técnica.

¿Cómo lleváis a cabo el diagnóstico de pobreza energética en un barrio?

El proceso tiene su complejidad. Intentamos dar la visión más completa del fenómeno. Empezamos con un análisis cuantitativo usando las bases de datos disponibles, con la información de ingresos y gastos y el catastro, entre otros. Además, añadimos un enfoque cualitativo visitando el lugar y haciendo trabajo de campo. Es la manera de recopilar datos fiables combinados con la realidad local. Combinamos la información oficial del estado de las casas con las fotos que muestran los daños de los edificios.

Creemos que en los estudios de pobreza energética también debemos mostrar las experiencias que han vivido las personas y la gestión de su hogar. Esta es la parte etnográfica que incluye todas las categorías sociales. Para ello, utilizamos un conjunto de herramientas de investigación social. Llevamos mucho tiempo trabajando con una perspectiva de feminización de la pobreza que nos parece que es la más completa. Es el enfoque más útil para diseñar políticas que se ajusten a las necesidades de las personas.

¿Qué tiene de diferente este proceso de diagnóstico de otros que habéis hecho antes?

La cantidad de limitaciones que hemos encontrado durante todo el proceso. La pobreza energética era uno de los problemas de una larga lista. Fue difícil distinguir entre pobreza energética y situaciones de exclusión social. Barrios Altos es un vecindario que tiene muchas viviendas precarias, con una subdivisión marginal y mucha limitación en términos de datos. Ha sido muy difícil porque faltan datos con relación a esas viviendas. Hablamos de gente invisible. Están fuera de los datos disponibles que miden nuestra sociedad: como las bases de datos fiscales o de daños.

¿Cuáles son los mayores retos a los que os habéis enfrentado durante la asistencia técnica?

Hemos afrontado dificultades en las tres partes del proceso de investigación: diseño, trabajo de campo y análisis de datos. Debido a problemas de comunicación interna con el ayuntamiento, los técnicos de servicios sociales se incorporaron tarde al grupo de trabajo. Esto causó que el plan de trabajo que habíamos diseñado no se ajustaba a la realidad y a las posibilidades del vecindario de Barrios Altos. Había preguntas que no tenían sentido, metodologías de grupo que, al ser una estructura dañada por el narcotráfico, no eran viables.

Durante el trabajo de campo, nuestro mayor problema fue la falta de autonomía. Debido a las características del barrio, debía adaptarme a la agenda de los trabajadores sociales, y eso limitaba mucho los grupos de personas que podía entrevistar. Además, el idioma era un obstáculo enorme, ya que no podíamos hablar con la población inmigrante. No pudimos incluir en el estudio sus necesidades y peticiones o reflejar las condiciones de vida en la sobrepoblación.

Un apoyo emocional habría sido conveniente. Somos arquitectas, técnicas y me he encontrado con fuertes situaciones de violencia estructural. Después de la semana de trabajo de campo, pedí dos días libres en el trabajo porque necesitaba asimilar lo que había visto. Casos de violencia de género, entre otros. Las entrevistas en el trabajo de campo en las casas muestran situaciones que van más allá de pobreza energética. Otro reto está relacionado con la recopilación de datos. El ayuntamiento se comprometió a aportar datos que no aportaron y no sentimos que tuvieran tanto interés y colaboración como nos hubiera gustado, por otra parte, sí que agradecemos el cuidado de los técnicos de servicios sociales que estaban pendientes de nosotras durante el proceso.

¿Cuáles son los niveles de pobreza energética en Barrios Altos?

La pobreza energética está condicionada por las viviendas precarias. El 80% de las viviendas que visitamos no reúnen las condiciones básicas de habitabilidad, seguridad o accesibilidad. Esta situación causa muchos problemas relacionados con la pobreza energética, como la exclusión social y la falta de acceso a suministros básicos como agua y energía. Esto lleva en algunos casos a conexiones ilegales e inseguras. Asimismo, hay un problema con los conocimientos sobre la energía. Parte de la población no sabe cómo contratar un suministro ni gestionar sus necesidades energéticas. Las necesidades energéticas se cubren con hogueras dentro de las casas o en la calle. Tienen que cocinar en habitaciones sin ventilación.

Además, hay muchos daños en los edificios y humedad. Como consecuencia, hemos visto que una gran parte de los habitantes tienen enfermedades respiratorias, debido a la humedad, y enfermedades cardiovasculares, debido a la exposición a temperaturas extremas en invierno y en verano. También hemos visto muchos problemas de piel, sobre todo en niños.

Cuando las condiciones en las viviendas son tan malas, la gente se refugia en espacios públicos. Pero aquí no hay ningún refugio. El único lugar abierto es la escuela de primaria, que tiene grandes problemas de energía, ya que no tiene un aislamiento adecuado y carpintería vieja. Esta escuela pública funciona como una entidad social porque se encargan de remitir los casos al ayuntamiento, ayudan a acceder a ayudas y alimentan a los niños fuera de sus competencias. Este podría ser el lugar ideal para mejorar la eficiencia energética e instalar paneles solares. También es importante destacar que este barrio tiene muchos sistemas informales que ayudan a los habitantes en muchas cuestiones. Algunas de nuestras recomendaciones van en la dirección de crear sinergias entre estos sistemas y el ayuntamiento.

¿Cuáles son las recomendaciones más relevantes que habéis proporcionado al municipio?

La utilidad más grande de esta asistencia técnica es que el ayuntamiento ahora dispone de un mapa, una gráfica de navegación sobre dónde empezar a abordar la pobreza energética y cuáles son las prioridades. Tienen que poner fin a la situación de las viviendas precarias y garantizar el acceso de la población a la energía. Pueden actuar de tres formas: llevar a cabo una inspección que contraste con los datos catastrales y registrar los equipos de calefacción y la población que vive en ellos. Realizar un proceso de regeneración urbana que incluya financiación y traslados, y la tercera, incluir dentro de servicios sociales una figura técnica de asesoramiento sobre derechos y necesidades energéticas de una manera más técnica que los servicios sociales. También es vital dotar de recursos suficientes al departamento de servicios sociales.

¿Cómo habéis afrontado estos meses de asistencia energética?

Ha sido muy intenso. No hay ningún caso de estudio como este, así que tuvimos que abordarlo a modo de ensayo y error y adaptarnos. Estamos muy contentas de haber podido trabajar con los servicios sociales. La acogida ha sido estupenda y he aprendido muchas cosas. Con respecto a asistencia técnica, me sobrepasé con la dedicación, viviendo con el dilema de ceñirme a mi trabajo y que siempre puedo hacer más. Estoy muy contenta con la iniciativa de EPAH de financiar a los municipios con apoyo de expertos y no con dinero, y he sentido que he formado parte de un enfoque colaborativo.

¿Se podría haber añadido algo más?

Creo que es una pena no haber podido hacer una aproximación grupal a la pobreza energética en Barrios Altos. Ha dejado un vacío en relación con los sistemas informales. Creo que lo primero es incentivar la coexistencia y el acceso a los intercambios ciudadanos. Después, hay que incluir a la población inmigrante en estudios como este. Lo que hemos empezado debería hacerse con mayor profundidad e invertir en muchos más recursos.

Texto extraído de: Dirección General de Energía a través del portal de la Comissión Europea del EPAH, el Energy Poverty Advisory Hub

Traducción de Alba Serrallonga